El descanso entre entrenamientos consiste en dejarme caer en la cama y
dormirme enseguida. El tiempo ha cambiado y sudamos bajo el sol. Las mañanas
son las mas duras porque los sifus aumentan el ritmo y a veces no me quedan
fuerzas para terminar los últimos ejercicios. Pero ahí sigo. Eso me lleva a
escribir un poco sobre las palabras que
se leen a menudo en relación con Kung Fu, Tai Chi o Chi Kung. Se habla de lo
duro y de lo suave, externo e interno. Relacionamos “duro” con fuerza bruta
para levantar pesas, golpes y movimientos dinámicos y directos como en Karate. Imaginamos
que los movimientos suaves deben ser elegantes, circulares y con una potencia
oculta que no se note a simple vista. Su fuerza debe desarollarse mediante
métodos recónditos. Aqui va lo que aprendi yo sobre la fuerza interna. Se cultiva
practicando los tres tesoros que son la esencia, la mente y la energía. Un buen
ejercicio es la Postura del Jinete o el Puente de Oro ya que mueven la esencia
conocida como Jing. La fuerza externa se obtiene ejercitando músculos, tendones
y huesos.
La respiración adecuada forma parte de ambos. Regula el flujo del Chi y
fortalece algunos organos internos a través de la vibración. Es importante
aprender a coordinar los movimientos con la respiración.
Una de las cosas que mas me encantan de la academia es que los sifu me
contestan en seguida a las preguntas que surgen practicando o hablando con
otros alumnos. Claro que a mi tambien me hacen preguntas. Una de ellas,
presentada con mucho cuidado, era por que practico a mi edad, que ya no tengo
20 años. Mi motivación es que la fuerza que desarrollo mediante el Tai Chi y
Chi Kung es interna y aumenta con el tiempo. Eso no ocurre con la fuerza
mecánica, ya que esa última disminuye con la edad.
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