Miércoles por la
tarde y jueves son los días libres en la academia. Así que aprovechamos la
tarde calurosa del miércoles para bajar a la ciudad de Laoying. Esta a una hora
de viaje en autobús. En las montañas solo el autobús y algunos vehículos con
licencia tienen autorización para circular. La escasez de tráfico puede ser un
inconveniente a la hora de querer viajar pero el silencio resultante es perfecto.
La carretera va hasta el acantilado de Nan Yen y es la opción mas segura cuando
queremos visitar los monasterios.
Para ir a Laoying tenemos que bajar de la
montaña y cruzar la Puerta Wudang. Para poder volver después hemos comprado un
permiso valido para todo el año pero aun así hay que pagar un poco con cada
entrada. Laoying es una ciudad tradicional pero se va notando la influencia de
un estilo de vida mas moderno que va cambiando el ambiente. El restaurante que
visitamos el año pasado, por su sabrosa pasta recién hecha, ya no esta. Por suerte
quedan mas restaurantes de este estilo, y la comida sigue siendo muy rica. Traen
8 o 9 platos sabrosos y sorprendentes. Jugamos a la adivinanza porque a menudo
no hay manera de saber lo que estamos comiendo. Intentamos pedir comida desde
el menu pero con la dificultad del idioma lo mas sencillo resulta pedirle al
camarero que traiga lo que quiera. La gente en el pueblo es muy amable y
sincera a su manera. Hay que regatear por todo lo que se compra. Cuanto mas
regateamos, mas disfrutan los vendedores. A Y se le da muy bien regatear y se
rie mucho con ellos. Así mi nuevo sombrero de paja salió a mitad de precio. Aprovechamos
la tarde para pedir los trajes de Tai Chi. Ensayamos los nombres en chino de
los colores, las tallas, los cortes y otros detalles que pudieran surgir. A veces
intento repasar la información en inglés pero la pronunciación china del inglés
suele llevar a mas confusión en vez de aclaración.
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