Salvo
excepciones como una cena especial con Guan Sifu, desayunamos, almorzamos y cenamos en la cantina de la
escuela. Siempre se prepara con ingredientes frescos y bien picantes.
Los restos van a un gran cubo como manjar para los cerdos, que viven
por fuera de la escuela, al aire libre bajo los arboles.
Los
alumnos que viven todo el año en la escuela, se encargan de las
tareas domesticas. Entre clases cogen cubo y fregona y a limpiar los
pasillos, las ventanas, cargar sacos de comida...y luego en la
cantina se encargan por turnos de entregar la comida a los demás.
Hoy le tocaba al más joven, de unos 8 años. No olvidare la imagen
de varios adultos, haciendo cola con su plato en mano, para que el se
los llene con el gran cucharón. Antes de empezar al comer, recitan
una bendición, espero aprenderlo también. Siempre parecen estar de
buen humor y su compañía es de la más agradable.
Algunas
impresiones de mi día a día, de la buena compañía, la cocina, y
de fondo...mi cama....madera con sabana...
Sigo
con Ba Gua, y practico estar erguida orgullosamente con una mirada
valiente en todo momento. Los pasos que caminan en círculos sin fin,
deben estar en armonía, sin alterar la velocidad o el largo del
paso. Mis manos están muy cerca, pero sin tocarse, sólo percibiendo
la energía de cada una y entre ellas. La atención debe estar en el
dedo corazón, y por encima de él vigilo al adversario sin
despistarme ni un momento. Antes decía que Ba Gua es diferente al
Taijiquan y Xing Yi y debo corregirlo. No es que sea diferente sino
que los une. El maestro me demuestra con sencillez, la diferencia
entre su equilibrio y fuerza comparada con la mía, tocándome
solo con el dedo pequeño, me voy volando.
Ahora
nos preparamos para salir a la selva, con destino Wulonggong.
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