Un
año ha pasado desde mi última estancia en estas montañas sagradas,
un año lleno de acontecimientos, cambios y por supuesto, mucho
entrenamiento y eso espero, progreso y desarrollo. En esta primavera
nos quedamos poco mas de 3 semanas en la Wudang Gui Gu Academy, con
el propósito de profundizar en la cultura tradicional de Wudang
Wushu, así lo pone en nuestra invitación formal, y a eso aspiramos.
La academia se encuentra a 800m de altitud, cerca del Palacio del
Cielo Purpura. Entrenamos en el mismo templo bajo las instrucciones
de Zhong Xueyong. A lo mejor ya han visto algún que otro vídeo o
han escuchado alguna anécdota de este gran maestro, tiene fama de
ser muy estricto y perseguir a los alumnos más vagos con un palo de
bambú, siempre con las mejores intenciones, por supuesto, para que
lo aprendido llegue a lo más profundo de su ser.
Como
en años anteriores, dedicamos las semanas previas al viaje a
intensificar el entrenamiento, ya que incluso los que estamos
acostumbrados a entrenar a diario, somos superados por las exigencias
diarias de las academias de Wudang. Los preparativos no físicos
fueron sencillos este año para nuestro grupo de 15 personas,
invitaciones y visados llegaron sin mayores dificultades y hacer las
maletas no era más que lo necesario para entrenar, y un saco de
dormir ligero. Recuerdo del año pasado la humedad típica para el
clima de Wudang, penetraba las sabanas, la ropa, y ninguna tela
parecía secarse jamás. Así que recomiendo una y otra vez la
microfibra y el ligero saco de dormir, y de colgar todo el máximo
tiempo posible al sol. Sólo quedaba embarcar en el aeropuerto de
Reina Sofia y seguir paso por paso el itinerario. Los vuelos, largos,
muy largos, llegaron a su fin y de pronto estamos frente al gran
portal que guarda la entrada a las montañas. Cualquiera que haya
viajado desde Tenerife hasta Wudang, sabe que esta descripción es
desmesurada, porque en el viaje las horas se hacen eternas, y entre
el agotamiento físico y el jetlag uno no sabe ya distinguir un pie
del otro al caminar. Pero, llegamos.
Maestro
Zhong nos esperaba personalmente para darnos la bienvenida y
acompañarnos a la academia y las habitaciones. Son cómodas en el
sentido que tienen todo lo necesario para las pocas horas que
estaremos en ellas. El entrenamiento de la mañana y de la tarde, 9
días seguidos con 1 día de descanso, aseguran un sueño profundo en
la noche. Siempre que se haya superado el jetlag.
Mañana
contaré sobre las clases, que además de las físicas, también
cubrirán caligrafía y filosofía. Estoy cansada, pero muy feliz de
estar de vuelta.
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